La taberna en la que trabajabas
Era fría y oscura como una caverna
Guardabas monedas en tu camisa pero nunca me las dabas a cambio de nada
Siempre me hacías barrer
Alrededor de pibones y fulanas
Bajo mesas y vagos dormidos
Despertando, te preguntaban “¿quién es?”
Tras un vaso y sin alzar la vista
“El chaval de mi hija”, decías
Mientras yo estaba allí en trance
Escuchando la gramola
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